Nikko

 19 de enero de 2024

Salimos del hotel a las 10 de la mañana. Cogimos el metro hasta la estación de Ueno para ir en shinkansen (tren bala) hasta Nikko. El viaje dura casi dos horas contando los transbordos. Después de 50 minutos, nos bajamos en Utsonomiya para coger el tren local a Nikko que nos dejó en esta ciudad en 45 minutos. 

Nikko es una pequeña localidad de las montañas al norte de Tokio. Es famoso por el santuario sintoísta Toshogu, uno de los mas ornamentados de Japón y que se encuentra en un bosque de cedros. Desde la estación de trenes caminamos media hora hasta el puente Shinkyo, construido en el año 1636 y desde donde se comienza la ruta por los templos. Después de subir unos cuantos escalones rodeados de árboles, llegamos al templo Rinnoji, formado por varios templos budistas. El templo principal guarda tres estatuas de Buda hechas de madera lacada en oro, impresionantes, lástima que no se pueden hacer fotos. Frente al templo visitamos la sala del tesoro con objetos personales de los shogunes Tokugawa. 

Subiendo un poco más la montaña encontramos el santuario Toshogu, con más de una docena de edificios ornamentados con pan de oro y con incontables tallas de animales. Nos recibe una pagoda de 5 pisos y luego el establo donde están grabadas las figuras de los 3 monos sabios🙈🙊🙉. En el siguiente patio se encuentra el salón principal donde descansaban los shogunes. Unos cientos de escalones subiendo la montaña, conducen al mausoleo de Tokugawa Ieyasu construido por su nieto para que descansara en paz y para que los turistas nos cansáramos más en la subida.

Finalmente entramos a una de las construcciones donde están expuestos los dioses animales que son los mismos del horóscopo chino. Un guía nos explicó brevemente en español que al hacer sonar dos palos en el centro de la habitación el dragón que está pintado en el techo llora, pues el sonido de los palos retumba en el techo haciendo la magia. 

Cerca de las 15:30 fuimos bajando la montaña pues los templos cierran a las cuatro de la tarde en invierno y no había tiempo para más. Volvimos andando a la estación y paramos a comer en el único restaurante que encontramos abierto y que hacía yakisoba. Este es un plato típico de fideos que pueden ser fritos, salteados o con salsa, con carne, verduras y huevo. Xavi se los pidió extra picantes pues extraña el picante de la comida coreana.  

Volvimos a la estación a tiempo para coger el tren de las 17:20 hasta Utsunomiya. Allí cogimos el shinkansen hasta Tokio, que aunque no reservamos asientos, pudimos ir sentados cómodamente en los vagones sin reserva. Solo tuvimos que esperar 10 minutos a que saliera el siguiente tren a Tokio.

Nos bajamos en la estación de Ueno, porque vimos que la zona estaba muy animada por la mañana y queríamos disfrutarla de noche. Era la hora de la comida así que todos los restaurantes estaban llenos y muchos con cola.  Xavi quiso ir a un karaoke y buscamos uno por la zona.  Por probar entramos media hora, pero estuvimos 15 minutos intentando descifrar cómo funcionaba la pantalla porque todo estaba en japonés. Al final cambiamos de tablet y parece que el último que la usó la dejó en inglés y logramos encontrar algunas canciones de rock para Xavi, que lo dio todo con el micrófono. Yo puse la Macarena, pero al final no tenía letra, así que nunca la pude cantar y se nos pasó el tiempo.  

Volvimos al hotel dando un paseo pues estaba a media hora de camino. Compramos patatas y mikados para picar por si nos daba hambre. Al llegar al hotel se llenó toda la calle de bomberos, un ruido horrible de sirenas pero al final no vimos que hubiera tanto fuego, aunque si olíamos el humo. Un poco de espectáculo del que no nos enteramos bien.  





















































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